No hubo tal cita poligonera. El local escogido por José Carlos estaba situado en la avenida del Brillante y el mismo organizador se quejó del bacalao reclantado en microondas con el que se despacharon. Mejor vista a la hora de seleccionar el plato tuvo Vicente, que se llevó a la residencia un flamenquín de pescado como la manga de un abrigo. Ahí va el reportaje gráfico y se recuerda a los señores que este blog está abierto a la participación.
Cena de Vicente con botellín de agua