viernes, 27 de julio de 2012

Julio y César

GASTRONOMIA DE JULIO O LA CRONICA DE NADA
 
Siempre me toca el evento gastrolúdico de Julio. Pero no es por azar. No es en vano el nombre de Julio César, que además, nació un 12 de julio. No es en vano que los cimientos de nuestro país se movieran (una vez más) en julio: hay que ver… en Julio se perdió Filipinas, en Julio se perdió Guadalete, en Julio fue la Batalla de Bailén, en Julio Franco se viene de Ketama a España y en Julio, Rajoy nos anuncia que las gambas serán producto de lujo, entre otras cosas….
Contrariamente a mi carácter anárquico-poético (eso sí, con corbata y gomina), soy hombre de plazos: por eso os emplacé en la anterior comida al 12 de julio de manera irremediable. Pero las neuronas de nuestras edades ya no son las de las aquellos potros que dedicaban el dia a pensar cómo cubrir ( no digo yo que no pensemos ahora, pero el dia que perdamos fuerzas, que perdamos también el pensamiento). En fin, no puse la vacuna de recordatorio y se nos ha ido Julio como se fue la paga de Navidad….
Por eso quiero desquitarme con la agradable penitencia de dejaros esta crónica de despedida temporal para bienvenida de verano. Y por eso, siendo mi arma el sable dialéctico, quiero daros este beso de palabras (tuve una novia que decía: "No me toques, mejor cuéntame cómo me tocas") hasta el fértil septiembre, que es cuando la uva se pone como la teta quinceañera.
Siempre me pasa que la llegada estival se me asemeja al fin de año: todo son proyectos y deseos para la nueva etapa, pero prefiero la de ahora, que aunque no tenga cierre contable, sí que tiene cierre temático. Y para lo nuestro, es decir, para el arte de satisfacer la gazuza con inteligencia, nos viene bien el parón veraniego, que luego ni los caldos ni las carnes sientan tan bien con las altas temperaturas. Es verdad que nuestra riqueza mediterránea nos brinda otros manjares: unas buenas ensaladas de huerta pura, orgías de frutas, esos salmorejos y sus variantes (por cierto, tengo en mente que probemos un exquisito salmorejo de espárragos que me ha sabido a gloria), pescaíto (he visitado Barbate y estoy como loco con las variedades del atún rojo y escribiré este verano
sobre éso: la riqueza del gárum y las piezas del corte del atún), etc. Pero no es menos cierto que acogeremos con más ganas nuestro próximo encuentro; lo prepararé a conciencia y prometo enviar recordatorios de fechas con antelación y repetición suficiente para aquéllos en los que el alzheimer asoma….
Os deseo -en este verano incierto- descanso, placer (del que es gratis y del otro si podéis) y optimismo. Septiembre nos espera con los azarosos frutos previos al otoño (qué bonita rima se me viene a la lengua….). Un abrazo gástrico.


Sus sigo queriendo.