martes, 24 de septiembre de 2013

Sonata de otoño


… trabajo y vivir tranquilo es lo que quiere el obrero, escuela para sus hijos, que lo sepa el mundo entero, …

La primera noche del otoño, languidecía sentado en el sillón de la salita de casa, el que está situado frente al ventanal de la terraza, apenas se diferencia esta noche con las del estío por  una leve brisa que se abre paso por el denso aire que inflama la habitación.
Cansado de la abundante información económica y de sus negativos pronósticos, tan pronto terminan los programas infantiles, previo al sueño de la infanta, me apresuro a desconectar el diabólico aparato para entregarme a la lectura en una paz infinita, que apenas es interrumpida por unos acordes de guitarra que a bajo volumen se reproducen de un disco de Vicente Amigo. Absorto por tan efímero placer, me sorprende el requerimiento de mi señora que, tomándome de la mano me encamina para el lecho conyugal mientras me musita al oído que me va a enseñar el paraíso, a la vez que me hace ocupar el lugar donde habitualmente yace y desde ese ángulo, me invita a mirar por la ventana, donde sorprendo a una espectacular luna haciéndole compañía a la iluminada torre de la mezquita y exclama que ese es el paraíso, en esa quietud poder leer un buen libro, escuchando una tenue música, ver una espectacular luna acompañando a la mezquita a través de la ventana mientras la caja de Pandora repone fuerzas bien cerradita en la habitación contigua.
Pero esa es la definición de paraíso de mi señora, yo lo hubiera mejorado con algún pequeño detalle más, pero para esa noche los dos estuvimos de acuerdo en que pocas cosas podían mejorar esa sensación. Y me vino a la memoria como sintetizaba mi abuelo todas sus necesidades, para ello utilizaba el estribillo de una canción de su época, que decía algo así: “… trabajo y vivir tranquilo es lo que quiere el obrero, escuela para sus hijos, que lo sepa el mundo entero, …”
Me declaro afortunado por reunir las tres condiciones, sufro por quien les falta alguna y me lamento por los que teniendo mucho más se mortifican por ser insuficiente. Desconozco si es conformismo, un rasgo de mi carácter o consecuencia de ser funcionario, lo cierto es que me hace extremadamente feliz y quiero compartirlo.
Feliz otoño

Adjunto le envío varias fotografías más para que publique la que mejor le parezca. No quiero dejar pasar la ocasión para interesarle que estoy bastante preocupado por el hecho de que hayan construido una mezquita en el patio de luces de mi edificio y consciente de que visitan ilustres letrados su blog, aprovecho para demandar asistencia jurídica para accionar contra tal desaguisado.
Gracias


José Carlos

1 comentario:

  1. Te lo ampliare con un comentario posterior, pero sobre la marcha te havo saber, amigo José Carlos, que es sencillamente bello. Un abrazo

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